El inevitable derretimiento de los Glaciares

Los glaciares de la Patagonia se encuentran actualmente en permanente retroceso. En los próximos 20 a 30 años, los Glaciares de montaña de la Patagonia, así como los de Circo, desaparecerán. Los hielos continentales se reducirán a su mínima expresión y las barreras de hielo en la patagonia colapsaran.
Estas son algunas de las posibles consecuencias del cambio climático, según una conferencia brindada por el doctor en Geología, Jorge Rabassa,investigador del Centro Austral de investigaciones científicas del CONICET y ex Rector de la Universidad Nacional del Comahue.
El encuentro se realizó en el contexto de las “Jornadas sobre Calentamiento Global” organizadas por el departamento de Geografía y el Centro de Estudios Canadienses de la Universidad Nacional del Comahue. Participaron investigadores argentinos de primer nivel, reconocidos a nivel mundial. En el inicio de su exposición Rabassa realizó una importante aclaración sobre conceptos erróneos que nos hacen mirar con mala cara al llamado “efecto invernadero”. “Es el responsable de que nuestro planeta tenga una temperatura más alta de la que le corresponde en relación a la distancia que se encuentra del sol, es el que hace posible nuestra existencia en el planeta”, afirma el investigador.
Dirigido por la doctora Andrea Coronato, el Laboratorio de Geología en Ushuaia realiza mapeos y observaciones sistemáticas a lo largo de la cordillera patagónica. Rabasa explica que “se esta trabajando sobre los glaciares para saber que esta pasando con ellos en Patagonia, Tierra del Fuego y Península Antártica en el contexto de este cambio climático global”.
Los glaciares son cuerpos de hielo y nieve permanente que son altamente sensibles al cambio climático. El doctor Rabasa explica las variaciones que se dieron en los últimos 25 años en los frentes de hielo de la Península Antártica, específicamente, en Bahía Paraíso. “Al ser una zona de precipitación abundante el efecto del cambio climático está obliterado por la precipitación nieval que tiene está región .En algunos casos se puede observar que la superficie del hielo está expuesta, quiere decir, que toda la nieve del invierno anterior ha sido eliminada por fusión. En algunas regiones el impacto es tan grande que aparecen zonas rocosas que nunca habían estado descubiertas y lo que queda son remanentes de los antiguos cuerpos de hielo que están en franca vía de desaparición”.
La aparición de estas superficies rocosas a partir de la fusión de los hielos tiene grandes beneficiarios como así también graves consecuencias. “Entre los beneficiados están por ejemplo los pingüinos y todas las aves que necesitan de tierra firme para anidar. Esta mayor dispobinilidad de tierra firme significaría una fuerte tendencia al crecimiento desmedido de la población de pingüinos. Y si ésta crece hasta ocupar todas las áreas disponibles implicaría que compitan por el espacio con otras especies de aves marinas antárticas, o con los cetáceos y pinipeos por los recursos del mar”.
El colapso de las barreras de hielo es otro de los problemas que se manifestó en los últimos años. Rabassa explica que en el Mar de Weddell, ubicado en la costa oriental de la península antártica, “la barrera de hielo apareció surcada en el año 2003 por muchos lagos de agua dulce en toda su superficie. Poco tiempo después la barrera colapsó y se perdió una cantidad de hielo equivalente a la provincia de Tucumán. Ese hielo que se desprende de la barrera pasa a formar grandes témpanos que derivan a lo largo del Mar de Weddell”.
“Lo importante, explica Rabassa, es que la barrera actúa como un freno al desplazamiento de los glaciares de la región montañosa. Al dejar de existir, han comenzado a desplazarse en movimientos muy rápidos llevando el hielo que antes estaba en las partes altas de las cuencas, al nivel del mar”. Como consecuencia, “la expansión de los témpanos provocará problemas en la navegación de los mares del sur y eso generará otros inconvenientes en materia económica”.
Pero Rabassa explica que no solo los pequeños glaciares se están derritiendo. El glaciar Upsala, el más grande de América del Sur y el más importante de Argentina, también está sufriendo un progresivo retroceso. Perdió 8 kilómetros de su frente tan sólo en los últimos 25 años. “Eventos que podemos leer en la literatura geológica, están sucediendo en el presente”, sentencia el investigador.
El glaciar Martial, en Ushuaia, está en franco tren de desaparición. Investigadores del Instituto Antártico pronosticaron que este glaciar va a desaparecer en su totalidad en los próximos 25 años. “Esto no significa sólo una perdida para nuestro patrimonio turístico natural sino que además es el cuerpo de hielo que abastece de agua potable al 90% de la población de la ciudad de Ushuaia”.

Futuro pasado por agua
El panorama para los próximos 25 años es oscuro y desalentador. Rabassa expuso es su conferencia, una serie de conclusiones del trabajo de observación que vienen realizando desde el centro Austral de Investigaciones científicas del CONICET.
La primera, es que la elevación de la línea permanente de nieve ha aumentado en los últimos 20 años, más 200 metros en la Patagonia y más de 100 metros en la Península Antártica. Por otra parte, los glaciares de montaña tales como los de Circo, se derretirán inexorablemente en los próximos 20 a 30 años en Patagonia y Tierra del Fuego. Los hielos continentales patagónicos se reducirán a su mínima expresión, las barreras de hielo de la antártica colapsaran y el derretimiento de los glaciares contribuirá al aumento del nivel del mar global.

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